Un federalismo liberal para Bolivia
Si partimos de la idea de que la riqueza no se trata de quitarle algo a alguien más (ni de ser solidario con recursos ajenos), sino de crear abundancia para el mundo, la manera de profundizar las autonomías para alcanzar el federalismo es girar desde el concepto del pacto fiscal hacia el de la competencia fiscal.
En este sentido, las aspiraciones del federalismo en Bolivia no pueden nacer con la idea de que sirve «para cobrar sus propios impuestos y así generar desarrollo”. Si fuera el caso nacería muerto, porque presupone que es el Estado el que se hace cargo de su desarrollo mediante gasto público en primer lugar.
El espíritu de un federalismo de corte liberal, en cambio, es el de la competencia fiscal entre regiones, para ver quién atrae más capital privado en función de que sea este quien se haga cargo de la solución de sus problemas.
El federalismo con espíritu liberal es el que cobra sus propios impuestos, efectivamente, pero con los incentivos adecuados: cuanto menor sea la recaudación, mejor. Hasta ahí su aspecto práctico, pero sólo tiene futuro si se aborda un límite explícito sobre su capacidad de gasto y además de endeudamiento.
La clave de todo este asunto es discutir sobre cuáles son las atribuciones y competencias del Estado sobre la economía, sobre quién se hace cargo de su desarrollo: la iniciativa privada (el mercado), o el arrogante burócrata que sabe lo que es mejor para los demás (el Estado).
En este sentido, si el federalismo por el que el Bolivia se termina
inclinando es uno del tipo liberal, buscará limitar el propio poder de
los eventuales estados o departamentos federales, apuntando al primer
mecanismo de acumulación de poder, que es la capacidad de gasto y
endeudamiento público que tenga la administración. GACETA ES
No comments:
Post a Comment