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Thursday, January 3, 2019

Cuba: Los Tres Reyes Magos y el Periodo Especial




CUBA: LOS TRES REYES MAGOS Y EL PERIODO ESPECIAL.


   Se acercaba el 6 de Enero día de los tres Reyes Magos. Teníamos 2 hijos, una chica de 8 años y  un varón de 4. Conocían la historia del nacimiento de Cristo, mi hija por la catequesis  dominical y el varón por como yo les contaba. Estábamos en pleno período especial.  Se acercaba el día…

    Cuando yo era pequeño creía en la historia de los Reyes, inspirada la leyenda de los evangelios pero que los chicos creíamos al pie de la letra en una familia católica tradicional y en el pueblo en general.

   Yo pedía los juguetes que me traerían  los Reyes Magos. Era una  gran ilusión para los niños y esperábamos el día con alegre esperanza e ilusión, todos los niños de cualquier clase social.

     Yo preparaba un nido de hierbas para los camellos-mi madre me decia que pasaban por debajo de la puerta- y un vaso de agua para los Reyes después de su largo viaje. Además compraba caramelos que colocaba cerca para que los Magos, agradecidos, me trajeran los juguetes pedidos.

  Mi hermano mayor me robaba los caramelos colocados junto a la hierba debajo de la cama y yo lloraba quejándome a mis padres por el latrocinio y el pecado que cometía. Después supe que él ya sabía la verdad pero mis  padres le tenían prohibido hablarme algo  al respecto.

  Y llegaba el día de los Tres reyes Magos. Yo madrugaba  e iba corriendo al árbol de navidad a ver los juguetes que me habían dejado. Que gran alegría y emoción al ver los juguetes. No cabía en mí mismo de la excitación.

  Después todos los niños salíamos a las calles mostrando los juguetes o la pregunta obligada era “¿Qué te trajeron los Reyes Magos?

  Era una fecha inolvidable para los niños pequeños, esperada todo el año. Hasta a las familias más pobres los Tres Reyes les traían algo, aunque fuera una simple pelota. Una gritería de alegría recorría el barrio y todos felices.

  Meses después mientras paseábamos con una vecina muy amiga de mamá que tenía una sobrina ya mayor. Yo le hablé de los Reyes Magos y ella burlándose me dijo:

  - Acaso no sabes que los reyes magos son tus mismos padres…

  Yo quedé paralizado. Algo dentro de mí se quebró. La inocencia infantil desapareció ante esta noticia.

  Ya era tiempo para dejar que volara la imaginación y viera la cruda realidad. Supongo  que a todos los de mi generación les sucedió lo mismo. Pero la ilusión y la felicidad que me dieron esos días de los juguetes traídos por los Reyes magos  fue necesaria en nuestra niñez y el paso hacia otra etapa de nuestra vida.  Por eso tanto agradecí a mis padres cuando era ya joven ese gesto de amor que estimulaba la imaginación mágica de los niños.


   Pues siguiendo el tema con mis dos hijos. Estábamos en pleno Periodo Especial donde el hambre y la escaces de artículos predominaba en cada hogar del pueblo sencillo. Abrieron las Shopping donde había muchos juguetes pero solo para recaudar dólares que pocas familias recibíamos del extranjero.

  Yo me dije que los Castro no podían eliminar a los tres Reyes Magos de mi casa, para vengarme del comunismo ateo aunque fuera de forma simbólica.
  Teníamos unos pocos dólares y mi esposa y yo los invertimos en unos pocos juguetes comprados en la shopping, privándonos de cosas más importantes. Pero recordaba la ilusión y alegría de mi niñez. Mis hijos no se quedaran esta vez con las manos vacías.

  La noche antes del día coloqué los juguetes sobre el sofá de la sala y mi esposa y yo nos fuimos a dormir.

  Al levantarnos insté a los niños a ir a la sala. Tenía preparada una cámara fotográfica automática. Los niños al descubrir los juguetes se precipitaron sobre ellos. Yo les tiré una foto.

  Mi esposa  en la última visita que nos hizo a Uruguay sin decirme nada se llevó la foto en que nuestros hijos con los ojos brillantes de dicha y alegría miraban la cámara con los juguetes en las manos.

  Yo les quise dar la misma ilusión que me dieron mis padres con la historia de los Reyes Magos. No sé a qué edad supieron la verdad pero yo me sentí satisfecho de darle un día feliz en medio de tanta restricciones.

  El año nuevo  hablé con mis hijos y juro que se acordaban de ese día, aunque ya soy abuelo, me sentí vencedor en una batalla contra el comunismo castrista y darles esperanza a mis hijos y a todos los niños que aún conservan el pensamiento mágico para creer en algo superior a nosotros mismos.



                                    Orlando Vicente Álvarez 


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