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Sunday, August 26, 2018

SERAFIN EL PERRO

SERAFIN EL PERRO

     Antes de venirme  al Uruguay compré un perrito que parecía un pedazo de estambre blanco. Era un perro Pude o Caniche que creció enseguida hasta convertirse en uno que ladraba y arañaba nada más.
   Mis dos hijos, la chica ya tenía 7  años y el varón 3, se encariñaron con Serafín y no se separaban de él. Habia que verlos  a la hora de bañarlo en la pileta del patio con mucho shampoo, cómo templaba a pesar del calor reinante y quería escaparse. Pero mis hijos gozaban del acto como si de una fiesta se tratara.
    Luego lo secaban con una toalla vieja y entonces venía el momento de la diversión: se tiraban sobre las baldosas de la cocina, riendo y gozosos, mientras Serafín les lamia la cara y ellos se reían contentos y felices.
    Yo me sentaba en una silla y los observaba queriendo también arrojarme al piso y compartir de la alegría de ellos, pero me contenía. Un padre no puede comportarse como un niño, así pensaba yo. Pero me sentía feliz por unos instantes mientras mi esposa, atareada en la cocina, aparentemente le era indiferente todo lo que sucedía.
    Llegó el tiempo de irme al Uruguay y está fijado en mi mente como en una fotografía la cara de mis dos amados hijos  llorando espontáneamente mientras yo subía la escalerilla del avión.
   Pasaron dos años hasta revalidar el título aquí en Uruguay. Yo los llamaba por teléfono cada mes.
   En una ocasión quise hablar con el varón primeramente y con voz cortada por el llanto me dijo:
   -Papá. Serafín se fue al cielo de los perros, ayer.
   Yo quise llorar porque sabía lo que aquello significaba.
   -Es así hijo. A todos los perros que amamos les llega su tiempo de ascender al cielo. Ya tu madre te conseguirá otro.
   La chica, que ya tenía unos años demás, también dijo con vos entristecida:
   _ Pa, Serafín se nos murió.
   _ Se fue al cielo como dijo tu hermano y tenes creerlo hasta que él lo descubre por sí mismo.
    El varón tomo el auricular.
   _Papa. ¿Y cuando tú vienes?
    -Pronto. Pronto. Hijo mío.
   - Siempre dices “pronto” pero cuando es “pronto”
   -Ya. Si Dios quiere, será muy pronto esta vez.
   Pasaron los años. Fui director de una clínica privada y reuní el dinero y alquilé una casa para que la familia viniera. Pero al avisarle a mi esposa me dijo que ellos estaban tranquilos allá y que  no hacía falta emigrar.
  Aquello fue un golpe duro para mí. Me acostumbré y la tristeza me embargaba. Le enviaba dólares todos los meses.
   Al cumplir los 18 años mi hija quiso reunirse conmigo y vino desde cuba como emigrante al Uruguay a reunirse con su padre. A mí no me dejaban entrar a Cuba por ser médico profesional y haberme quedado.
   Por fin a los 17 años de separación me dieron carta abierta, pasaporte y el permiso de la embajada para visitar a mi familia. Mi hija había conseguido trabajo- y hasta un novio uruguayo- me acompaño.
    Solo recuerdo mi llegada a Guantánamo entre lágrimas y besos.
   Una noche después, estando en el corredor balanceándome en bermuda por el inclemente calor se acercó mi hijo. Ya era todo un hombre de 20 años guapo por los ejercicios y alto por los genes que le legó la rama de la familia materna.
   Me dio un beso en las mejillas y me preguntó cómo eran las mujeres uruguayas. Yo le dije vaguedades para que no se entusiasmara.
    _Papa, ¿tú te acuerdas de nuestro perro Serafín, aquel caniche que queríamos tanto?
   _ Claro que me acuerdo, hijo.
  _ ¿Y que me dijeron que se había ido al cielo de los perros?
   _ Eras un chico tierno. No se te podía decir la verdad hasta que tú la descubriera por ti mismo.
    -¿Sabes una cosa?
   -¿Qué dime, hijo mío?

   _ El cielo sería muy aburrido sin nuestros perros.

Saturday, August 25, 2018

SEALS OF FIDEL CASTRO





     When I was doing residency in my specialty in the first few months they declared Guantánamo as the venue for the celebration of the national act for one more anniversary of the assault on the Moncada or July 26th barracks. The head of my specialty department sent me to take care of a congregation of mature male militiamen as a doctor.
     It was a Basic Secondary of those that built the regime all over the island to separate the children from the parents and subtract them from the family education they received, even traditional type, and not the Marxist-Leninist with Russian language teaching and everything else
    I was assigned an ambulance with an old and friendly driver who told me that all the high schools in the camp were free of students to house all those communist militiamen brought from different cities of Cuba. Neither did the Commandant forget to offer the propaganda that all the people supported him.
   I arrived at school with good humor and a sense of glad. I was assigned to the enfermary that was bare-just cotton and a little gauze. After settling in, a group of young women dressed in civilian clothes came and told me that they were members of the Comandante support group. They brought me all the medical supplies that were needed: scissors, Kosher tweezers, suture thread, needles, alcohol. Etc. and several jars with lid where I had to collect samples of breakfast, lunch and dinner in case it declared a massive diarrhea or food poisoning, investigate in the corresponding jars that I should keep in a frizer.
    That night the officers who directed the contingent arrived, all mature. At the time of giving the Mexican fashion novel that had everyone stuck to their TVs for an hour, they first discussed with each other if I could go with them to an office with a color television or not. I had to watch the novel with the poor militiamen in black and white TV.
   The next day: Castro's speech and in the first row all the militiamen and women who were in all the high schools of the province. And how they applauded every blunt phrase of the Supreme Chief. And I looking through the black and white television.
   The Secretary of the PCC who had Guantanamo for centuries was eliminated by another, no more, without consulting the people or making elections-the truth was that the people were already rotten from the old and were the vox populi of their farm in the intricacies of a mount where a mansion with swimming pool and exotic animals and birds was built.
    When it was over, the crowd dispersed and the militiamen returned to the High School, hungry and thirsty. After being satisfied, a bus came and everyone left. We were the driver of the ambulance, a very young white recruit and me.
   The recruit entered the kitchen and called me:
   -Come to see this!
   What I saw filled me with amazement. Dozens of dead pigs, peeled, disembowelled and about to be cooked. Round cheeses, hams legs hanging with hooks from the ceiling. Things that I had not seen for years.
    - We're going to take one of each of these things for our families.
    "What about the ambulance driver?" I said.
    - Good. Agree.
    It seemed that everyone had dropped out of school. So we loaded two piglets for the ambulance, slices of cheese and a whole ham for each one. The driver happy with that wealth that fell from heaven and all with the support of the two of us.
    I left the recruit who was looking for a jeep apparently to carry everything that fit the provision that Castro had unwittingly put in our position.
     The ambulance driver took me to my house and we went through the garage so no one could snoop around our cargo. When the driver left and my wife saw everything that booty said:

    Fidel wanted to benefit his faithful applauding seals and does not know that he gave us a gift, although stolen, to some who did not agree with his chatter.

Friday, August 24, 2018

LAS FOCAS APLAUDIDORAS DE FIDEL CASTRO


        LAS FOCAS APLAUDIDORAS DE FIDEL CASTRO

    Cuando yo estaba haciendo la residencia en mi especialidad en los primeros meses declararon a Guantánamo como sede de la celebración del acto nacional por un aniversario más del asalto al cuartel Moncada o 26 de Julio. El jefe del departamento de mi especialidad me envió a cuidar como médico a una congregación de hombres maduros milicianos.
     Era una Secundaria Básica de esas que construyó el régimen por toda la isla para separar  a los hijos de los padres y sustraerlos  de la educación familiar que recibían, aun tipo tradicional, y no la Marxista-Leninista con enseñanza del idioma Ruso y todo lo demás
    Me asignaron una ambulancia con un chofer viejo y amable que me dijo que todas las secundarias en el campo estaban libres de alumnos para albergar a todos aquellos milicianos comunistas traídos de diferentes ciudades de Cuba. Ni  de este punto se olvidaba el Comandante para ofrecer la propaganda que todo el pueblo lo apoyaba.
   Yo llegué a la escuela con buen talante y sentido del humor. Me asignaron la enfermería que estaba pelada-solo algodón y un poco de gaza. Después de instalarme vinieron un grupo de mujeres jóvenes vestidas de civil y me dijeron que eran miembros del grupo de apoyo al Comandante. Me trajeron todos los insumos médicos que hacían  falta: tijeras, pinzas Kosher, hilo para suturar, agujas, alcohol. Etc. y varios frascos con tapa donde yo debía recoger muestras del desayuno, almuerzo y cena por si se declaraba una diarrea masiva o intoxicación alimentaria, investigar en los frascos correspondientes que debía guardar en un frízer.
    Esa noche llegaron los oficiales que dirigían al contingente, todos maduros. A la hora de dar la novela mexicana de moda que tenía a todo el mundo pegado a sus televisores por una hora, primero discutieron entre ellos si yo podía entrar con ellos a una oficina con televisor a color o no. Tuve que ver la novela junto a los pobres milicianos en tv blanco y negro.
   Al día siguiente: el discurso de Castro y en primera fila todos los hombres y mujeres milicianas que estaban en todas las secundarias de la provincia. Y cómo aplaudían cada frase contundente del Jefe Supremo. Y yo mirando por el televisor blanco y negro.
   Al Secretario del PCC que tenía Guantánamo hacia siglos lo eliminaron por otro, así no más, sin consultar con el pueblo ni hacer elecciones-lo cierto era que el pueblo ya estaba podrido del antiguo y era vox populi de su finca en lo intrincado de un monte donde se construyó una mansión con piscina y animales y aves exóticos.
    Cuando terminó todo se desperdigó la muchedumbre y los milicianos  volvieron a la Secundaria, hambrientos y sedientos. Después de saciarse vinieron unos ómnibus y todos se marcharon. Quedamos el chofer de la ambulancia, un recluta blanco muy joven y yo.
   El recluta entró a la cocina y me llamó:
   -¡Ven a ver a esto!
   Lo que vi me llenó de asombro. Decenas de cerdos muertos, peladas, destripados y a punto de ser cocinados. Quesos redondos, piernas de jamones colgando con ganchos del techo. Cosas que yo no había visto por años.
    - Vamos a llevarnos uno de cada una de estas cosas para nuestras familias.
    -¿Y al chofer de la ambulancia?-le dije yo.
    - Bueno. De acuerdo.
    Parecia que todo el mundo había abandonado la escuela. Así que cargamos dos lechones para la ambulancia, rodajas de queso y un jamón entero para cada uno. El chofer contento con aquella riqueza que le caía del cielo y todo con el apoyo de nosotros dos.
    Yo dejé al recluta que buscaba un jeep al parecer para cargar con todo lo que cupiera de la provisión que Castro había puesto sin querer a nuestra posición.
     El de la ambulancia me llevó a mi casa y entramos por el garaje para que nadie fisgoneara nuestra carga. Cuando el chofer se marchó y mi esposa vio todo a aquel botín dijo:

    Fidel quiso beneficiar a sus fieles focas aplaudidoras y no sabe que nos hizo un regalo, aunque robado, a unos que no estaban de acuerdo con su cháchara.   


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NUEVO LIBRO DE ORLANDO VICENTE LOS DIOSES TAMBIEN RIEN




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Thursday, August 23, 2018

OUR HEN CUCA IN CUBA

BIRTHS TALE: OUR HALL CUCA

     Being in Cuba during the special period of generalized hunger-less the leaders of the PCC-my wife managed to buy a chicken on the black market.
   I thought she was going to provide us with eggs and because of her looks she looked like a good layer. It was busty, with wide plumage on the sides, even had good legs. That's why I decided to call him Cuca as my mother-in-law's name.
    At first my wife got angry but my little children liked the name and Cuca stayed. She got so used to the name that we called her that and she ran after us saying: "Cocó, Cocó".
   My wife would lock her up every night in a drawer drilled in the kitchen because the thieves were the terror of the neighborhood and ended up with all pigs, poultry and even large dogs. The cats were also disappearing, perhaps in the stomach of some.
   In the morning Cuca woke us up with a Co-Co-which was like antique watches. My wife got up and went up to the terrace where she tied her with a small rope and put a bowl of food that we all saved Cuca. The boys treated her like she was a pet.
   Cuca put a daily egg that at that time was a respite for the boys. And she cackled for her deed so that all of us and our neighbors knew that there was one more egg in the house.
   Cuca got fatter and more and more she looked like my mother-in-law.
   At last, the time came when a rooster prowled her. A collaborating neighbor had an old chicken coop well hidden in his yard and also worked in a government chicken farm so he had access to the food that was also scarce and they had to sell the newborn chicks in the butcher shop at very low prices so that the people will buy them and raise them with their own food. My brother bought 10 of these chicks and they only grew to be adults. Two.
   For our beloved Cuca was happy and happy with a male who wanted her among all the others and had her put a fertilized egg a day.
   The moment came when Cuca hatched the eggs. We made a nest under the staircase on the roof and brought the eggs and Cuca who had already passed the love to the cock - I say.
   Co-Co-Co warned us Cuca every morning but did not leave the improvised natural incubator. Co-Co- Co- we called her and she answered: Co-Co, as if to tell us that everything was fine.
     And the day came when the chicks broke the shell and surfaced in the green courtyard with curiosity of new inhabitants, but if we approached they entered the copious fur of their mother who clucked like a good chicken that was.
   We let them live. Some died of hunger or who knows what.
  I explained to the children that life was like that. And that Cuca would still be pregnant again and bring to the world many, many new chicks.
   The memory of the Cuca hen takes me back to the face of my beloved mother-in-law, CUCA, who never knew that our pet was the same as her.

DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBAN URUGUAYAN
GENIUS

CUENTO DE AVES,LA GALLINA CUCA BIRD TALE to tell us everything was fine. And the day came when the chicks broke the shell and emerged to the green patio with curiosity of new inhabitants, but if we approached they were introduced into the copious fur of their mother that clucked like a good hen it was. We let them live. Some starved or who knows what. I explained to the children that life was like that. And that Cuca would still be pregnant again and bring many, many new chicks to the world. The memory of the Cuca hen brings me back to the face of my dear mother-in-law CUCA who never found out that our pet was called her. DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ URUGUAYAN CUBAN, GENIUS CUENTO DE AVES: LA GALLINA CUCA

   


 CUENTO DE AVES: NUESTRA GALLINA CUCA
     Estando en Cuba en pleno periodo especial de hambre generalizada-menos los dirigentes del PCC- mi esposa se las agenció para comprar en el mercado negro una gallina. Pensaba que nos iba a proporcionar huevos y por su porte se veía como buena ponedora.
    Era pechugona, de amplio plumaje a los costados, hasta tenía buenas patas. Por eso yo decidí llamarle Cuca como el nombre de mi suegra. Al principio mi esposa se enojó pero a mis hijos pequeños les gustó el nombre y Cuca se quedó.
     Se acostumbró tanto al nombre que la llamábamos así y corría tras nosotros diciendo: “cocó, cocó”. Mi esposa cada noche la encerraba en un cajón agujereado en la cocina pues los ladrones eran el terror del barrio y acababan con todo cerdo, aves de corral y hasta con los perros grandes. Los gatos también iban desapareciendo, tal vez en el estómago de algunos.
     En la mañana Cuca nos despertaba con un Co- Co- que era como los relojes antiguos. Mi esposa se levantaba y subía a la terraza donde la ataba con una pequeña cuerda y le colocaba un cuenco de comida que todos le ahorrábamos a Cuca.
     Los chicos la trataban como si fuera una mascota. Cuca ponía un huevo diario que en aquella época era un respiro para los chicos. Y cacareaba por su hazaña para que todos nosotros y nuestros vecinos supieran que había un huevo más en la casa.
    Cuca engordó y cada vez más se parecía a mi suegra. Al fin llegó la época de que la merodeara un gallo. Un vecino colaborador tenía un viejo gallinero bien escondido en su patio y además trabajaba en una granja gubernamental de pollos por lo que tenía acceso al alimento que también escaseaba y tenían que vender los polluelos recién nacidos en la carnicería a muy bajo precio para que la gente los comprara y los criara con su propio alimento. Mi hermano compro 10 de estos pollitos y solo crecieron hasta ser adultos Dos.
     Pues nuestra amada Cuca estaba contenta y feliz con un macho que la quería entre todas las demás y la hacía poner un huevo fertilizado al día.
    Llegó el momento en que Cuca empollara los huevos. Le hicimos un nido bajo la escalera de la azotea y trajimos los huevos y a Cuca que ya se le había pasado el amor al gayo- digo yo. Co-Co-Co nos avisaba Cuca todas las mañanas pero no se despegaba de la improvisada incubadora natural. Co-Co- Co- la llamábamos nosotros y ella respondía: Co-Co  como para decirnos que todo estaba bien.
    Y llegó el día en que los pollitos rompieron el cascaron y afloraron al verde patio con curiosidad de nuevos habitantes, pero si nos acercábamos se introducían en el copioso pelaje de su madre que cloqueaba como una buena gallina que era.
    Los dejamos vivir. Algunos murieron de hambre o quién sabe de qué. Yo les expliqué a los niños que la vida era así. Y que Cuca todavía estaría embarazada de nuevo y traería al mundo muchos, muchos nuevos pollitos.
    El recuerdo de la gallina Cuca me retrotrae al semblante de mi querida suegra CUCA quien nunca se enteró que nuestra mascota se llamaba igual a ella.

DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO,GENIO

CUENTOS DE AVES: GALLINA CUCA

CUENTO DE AVES: NUESTRA GALLINA CUCA Estando en Cuba en pleno periodo especial de hambre generalizada-menos los dirigentes del PCC- mi esposa se las agenció para comprar en el mercado negro una gallina. Pensaba que nos iba a proporcionar huevos y por su porte se veía como buena ponedora. Era pechugona, de amplio plumaje a los costados, hasta tenía buenas patas. Por eso yo decidí llamarle Cuca como el nombre de mi suegra. Al principio mi esposa se enojó pero a mis hijos pequeños les gustó el nombre y Cuca se quedó. Se acostumbró tanto al nombre que la llamábamos así y corría tras nosotros diciendo: “cocó, cocó”. Mi esposa cada noche la encerraba en un cajón agujereado en la cocina pues los ladrones eran el terror del barrio y acababan con todo cerdo, aves de corral y hasta con los perros grandes. Los gatos también iban desapareciendo, tal vez en el estómago de algunos. En la mañana Cuca nos despertaba con un Co- Co- que era como los relojes antiguos. Mi esposa se levantaba y subía a la terraza donde la ataba con una pequeña cuerda y le colocaba un cuenco de comida que todos le ahorrábamos a Cuca. Los chicos la trataban como si fuera una mascota. Cuca ponía un huevo diario que en aquella época era un respiro para los chicos. Y cacareaba por su hazaña para que todos nosotros y nuestros vecinos supieran que había un huevo más en la casa. Cuca engordó y cada vez más se parecía a mi suegra. Al fin llegó la época de que la merodeara un gallo. Un vecino colaborador tenía un viejo gallinero bien escondido en su patio y además trabajaba en una granja gubernamental de pollos por lo que tenía acceso al alimento que también escaseaba y tenían que vender los polluelos recién nacidos en la carnicería a muy bajo precio para que la gente los comprara y los criara con su propio alimento. Mi hermano compro 10 de estos pollitos y solo crecieron hasta ser adultos Dos. Pues nuestra amada Cuca estaba contenta y feliz con un macho que la quería entre todas las demás y la hacía poner un huevo fertilizado al día. Llegó el momento en que Cuca empollara los huevos. Le hicimos un nido bajo la escalera de la azotea y trajimos los huevos y a Cuca que ya se le había pasado el amor al gayo- digo yo. Co-Co-Co nos avisaba Cuca todas las mañanas pero no se despegaba de la improvisada incubadora natural. Co-Co- Co- la llamábamos nosotros y ella respondía: Co-Co, como para decirnos que todo estaba bien. Y llegó el día en que los pollitos rompieron el cascaron y afloraron al verde patio con curiosidad de nuevos habitantes, pero si nos acercábamos se introducían en el copioso pelaje de su madre que cloqueaba como una buena gallina que era. Los dejamos vivir. Algunos murieron de hambre o quién sabe de qué. Yo les expliqué a los niños que la vida era así. Y que Cuca todavía estaría embarazada de nuevo y traería al mundo muchos, muchos nuevos pollitos. El recuerdo de la gallina Cuca me retrotrae al semblante de mi querida suegra CUCA quien nunca se enteró que nuestra mascota se llamaba igual a ella.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
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