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Tuesday, April 23, 2019

¿A DÓNDE VAN LOS TIRANOS CUANDO MUEREN?


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¿A DÓNDE VAN LOS TIRANOS CUANDO MUEREN?

   El Papa Francisco dijo recientemente “La condena eterna es elegir alejarse de Dios. Exhorta  a  no dialogar con el diablo, seductor y embaucador”, indicó al diablo como alguien que arruina las vidas y con él no hay que dialogar. Lo llamó el “dragón, la serpiente antigua”. Y será juzgado en el juicio final – indicó – para que no “seduzca más las naciones, porque él es el seductor”.

  El diablo “es el padre de la mentira, él crea mentiras, es un embaucador. Te hace creer que si comes de esta manzana serás como Dios. Te la vende así y tú la compras y al final te engaña, te arruina la vida”.

  “Al infierno no te envían: vas tú, porque eliges de estar allí. El Infierno es alejarse de Dios porque yo no quiero el amor de Dios. Este es el infierno. El diablo está en el infierno porque él lo ha querido: nunca tuvo una relación con Dios”.

  El canto decimoctavo del Infierno de Dante Alighieri se sitúa en  el octavo círculo, donde son castigados respectivamente los rufianes y seductores y los aduladores.

  Con este canto inicia la segunda mitad del canto infernal. Curiosamente el Infierno está dividido en dos mitades de 17 años, en la que cada una aparecen 13 categorías de condenados: dos números particularmente siniestros y ligados a supersticiones. En esta segunda parte son tratados los fraudulentos (que se subdividen en engañadores y en traidores) es decir en aquellos que usaron la inteligencia y la razón para fines malvados. Y ofrecen arengas al pueblo con su fácil hablar, con promesas y esperanzas de un “futuro luminoso”

  En un lago de sangre ardiente está en primer lugar Fidel Castro, con la cabeza afuera pero aplastada por los centauros con unos pinchos para volver a hundirla. Fidel está condenado a poner huevos constantemente de avestruces por su trasero sangrante. Miles de jutias carnívoras y hambrientas le devoran la lengua hipertrofiada, mientras cientos de cocodrilos le cercenan las extremidades con mucho dolor que espontáneamente le vuelven a crecer.

   Fidel Castro tuvo en vida la premonición del castigo eterno y por eso quiso que su mausoleo tuviera forma de un huevo gigante de avestruz pensando que allí estaría descansando eternamente como el Dios que se creía. Pero el diablo tenía otros planes para él por engañar a todo el mundo con sus locuras disfrazadas de justicia.

    El Papa Francisco nos aconseja a no dejarnos seducir por los discursos, el debate donde solo se habla de una realidad –la del régimen imperante-como si de una secta cerrada se tratara. Es el mismo diablo frente a nosotros encarnado en un líder que arrastra a multitudes. No nos dejemos engañar: el diablo existe.

   Así le espera a su hermano Raúl Castro, el lago de sangre hirviente, y a los otros dictadores como Maduro y Daniel Ortega que se han alejado de Dios y les espera un infierno dantesco. Pero ellos se creen eternos, como siempre les ha sucedido a los déspotas a través de la historia.

  El consejo de Estado de Cuba quiere hacer un contrato con el diablo-ya establecieron las respectivas embajadas-para importar los miles de huevos de avestruces que el fallecido comandante pone como una maquinaria eterna, y exportarlos a todo el mundo. Entrarán más divisas al país que la adquirida con la explotación de médicos internacionalistas, además, así podrán comprar el petroleo pues como parásito de Venezuela, este negocio está acabado. Las conversaciones están sobre la mesa y el diablo, contento, pues pronto añadirá otro ponedor de huevos: el hermano del tirano. Las conversaciones están muy avanzadas. Pero para el pueblo, nada, no se beneciará con el trato diabólico y continuará pasando hambre. Mientras tanto, los "revolucionarios" contentos con el nuevo trato, no importa que sea con Belsebú y todas sus huestes diabólicas.

    Y también a los aduladores de estos dictadores, sobre todo al personal que persigue a los que disidentes, pero como el dictador traficante de drogas de Panamá Noriega que se ponía calzoncillos rojos para espantar la mala suerte, hay otros, como en Cuba, que van al espiritista todos los meses a darse “un despojo” por las torturas emocionales, físicas y otras que le obliga el régimen a hacer cada día pero que a su vez sienten un poco de culpa por sus pecados contra el prójimo y no saben claramente qué les espera al final de sus días o después de la muerte.       
     

   


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