CUBA: FANTASMAS VIVOS O
MUERTOS EN ÁFRICA DEAMBULAN ACUSANDO A LOS CASTROS.
Cuando estaba en el tercer año de la carrera de Medicina recibiamos "preparación militar" los martes de cada semana. Cierta mañana, ante un profesor militar moreno con típico acento santiaguero, nos habló de los bombarderos y la preparación artillera cuando la inteligencia cubana sospechaba que en una aldea se refugiaba algún soldado enemigo, de la Unita.
Yo fui el único en alzar la voz ante lo que sospechaba:
_¿ Y si había niños, mujeres y ancianos en la aldea angolaba qué hacian entonces las tropas cubanas?
Un silencio sepulcral se extendió por mis compañeros de clases, ninguno se atrevía a hablar.
-Pues era una guerra sin cuartel. Se exterminaba a todos en la aldea, no importaba si fueran niños, mujeres o ancianos. Así es una guerra. No se puede tener compasión con nadie.
Yo quedé pensativo. Como médico en formación nos enseñaban a salvar vidas vulnerables no asesinarlas. Mis compañeros quedaron callados. A tal grado era el adoctrinamiento....
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¿Para qué fue todo este sufrimiento y devastación? Un cuarto de siglo después del fin de la intervención cubana en Angola, los angolanos aún sufren gran represión política y marginación económica. Los dirigentes del MPLA apuntalados por la intervención militar cubana siguen en el poder, al mando de un capitalismo monopolista de estado.
] Hoy día, se reconocen entre los gobernantes más
corruptos y ricos de África, mientras que la mayoría de los 29 millones de
angolanos vive en la pobreza
Los veteranos de estas guerras africanas, con traumas físicos o
emocionales, algunos fueron atendidos en Hospitales secretos cubanos para
desconocimiento de la población en general.
Mi cuñado, un joven viril y guapo vino de
Angola con unas crisis convulsivas nerviosas que lo atacaban al recordar los
crueles combates de Angola. Me hacía historias terribles de los bombardeos
aéreos y ataques artilleros. Entonces le atacaban las crisis convulsivas
reactivadas por el recuerdo. Al pasar unos años, estas desaparecieron y le
dieron un cargo administrativo en una gran empresa.
Tengo un amigo que en la guerra de Etiopía,
al retroceder un cañón ruso que lanzaba proyectiles, este le golpeo la zona
frontal izda. y parte del ojo. Estuvo en coma una semana hasta que lo trajeron a
Cuba. En un Hospital especial le reconstruyeron la herida y le colocaron un
trozo de metal, no sé si de aluminio, en la zona afectada. Desde entonces
goteaba líquido cefalorraquídeo por la nariz y lo trataban con antimicrobianos
de amplio espectro.
Cuando fui a Cuba recientemente, después de17
años prohibida mi entrada a mi propio país, lo fui a visitar. Parecia que
cargaba una máscara de una película de horror. El lado izdo. del rostro lo
tenía como aplastado y había perdido la visión del ojo de ese lado. Se había
vuelto alcohólico y mentía sin cesar. Pobre victima que yo presencié de primera
mano de la guerra en Etiopia. Cuando le pregunté por Megistus el líder etíope
que Cuba ayudaba no sabía nada de él. No quise decirle que había luchado en
vano por un jefe que después de dejar a un pueblo hambriento se asilo en Zimbabue
en una mansión con toda la fortuna que había Birlado a su propio pueblo.
Y cuando Cuba montó todo un espectáculo a
nivel nacional para enterrar a los soldados caídos en las guerras de África. Yo
dije, que si fuera la madre de uno de los difuntos azaría mi puño en señal de
respeto por aquellos soldados casi imberbes que se llevaron a África a morir y
no una bandera y un aplauso en señal a los “héroes Caídos” Lindo e hipócrita
todo aquel desfile, característico del castrismo que todo lo convierte en
victoria o sea en mierda.
Así deambulan por la isla los fantasmas
vivos-que viven en condiciones infrahumanas, más los fantasmas de los
fallecidos, que no descansarán hasta que el verdadero enemigo-el gobierno castrista,
caiga y la verdadera libertad reine en el pueblo cubano.
Las intervenciones militares de Cuba en el
resto del mundo iniciaron luego de 1959 y el triunfo de la Revolución cubana,
que significó su alineamiento con una de las dos superpotencias de la época, la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), lo que significó un cambio
en la política exterior cubana.
Todas estas intervenciones tenían como
elementos comunes el estar dirigidas hacia países del Tercer Mundo, ayudando a
la implantación o sostenimiento de gobiernos afines al marxismo-leninismo,
justificadas por el gobierno cubano bajo el argumento de que se trataba de
«internacionalismo proletario» o anticolonialismo realizado en apoyo de los
pueblos que según el gobierno cubano deseaban tener un Estado socialista, que
las invasiones cubanas eran funcionales a los intereses geopolíticos de la
Unión Soviética y en oposición a la política exterior de los Estados Unidos de
América, y se realizaron con respaldo técnico soviético y de la República
Democrática de Alemania. En la terminología oficial permitida por el gobierno
cubano, las intervenciones militares llevadas a cabo por la Cuba socialista se
pueden denominar «misiones internacionalistas».
El período en que se dan las
intervenciones ha sido llamado en ocasiones por sus críticos la era del
«imperialismo cubano» o «imperialismo militar cubano», mientras que en la terminología oficial cubana
también puede encontrarse el término «internacionalismo militar cubano»,3 e incluiría
tanto las intervenciones militares directas (guerras, envío de fuerzas
militares) e indirectas (sostén logístico de gobiernos o de movimientos
guerrilleros, actividad del servicio de espionaje, incitación a golpes de
Estado).
El régimen socialista cubano, en los planes de expansión de su
influencia, dio preferencia a la intervención militar directa en África
Subsahariana a diferencia de América Latina donde dio preferencia al auspicio
de organizaciones subversivas locales. Es particularmente notable la presencia
militar cubana en África, con más de 36 000 efectivos en 1985, especialmente en
Angola (23 000) y Etiopía (12 000). Dentro de Cuba el régimen justificaba el
envío de cubanos a las lejanas guerras africanas bajo el discurso de que Cuba
es una nación «latino africana».
A medida que se derrumbaba
el Bloque socialista a finales de la década de 1980 las tropas y operaciones
cubanas en el extranjero se redujeron, y con el colapso de la Unión Soviética y
el inicio del Período especial en Cuba a inicios de la década de 1990 cesaron
las intervenciones militares cubanas al extranjero.
Esta lista sólo incluye el
envío de militares cubanos como fuerzas regulares reconocidas como beligerantes
entre los Estados. Se agregan separadamente las invasiones militares con fines
golpistas.
1963: Guerra de las Arenas
en Argelia, es la primera intervención de las fuerzas armadas cubanas en
territorio extranjero.
1964-1965: Durante la Crisis
del Congo. En la República Democrática del Congo, tropas regulares cubanas infiltradas
desde Tanzania participaron en acciones bélicas sin mayor éxito.
1973-1974: Durante la Guerra
de Yom Kipur, la República Árabe Siria solicitó ayuda militar a Cuba y el
gobierno cubano envió una brigada de tanques que participó en combates.
1975-1991: Fuerzas regulares
cubanas ingresaron en Angola, en la misión llamada Operación Carlota, para
sostener al gobierno comunista y participaron en la Guerra Civil de Angola y la
Guerra de la frontera de Sudáfrica.
1977-1988: Durante la Guerra
Civil de Etiopía y la Guerra del Ogden, tropas cubanas ingresaron a Etiopía
para sostener al gobierno socialista y combatir al movimiento deliberación
nacional somalí del Ogaden.
1979-1990: En la Revolución
sandinista en Nicaragua, el Estado cubano envió personal militar que se hizo
con la dirección de los servicios de seguridad e inteligencia militar
nicaragüenses.
1959: Expedición fallida a
Panamá con el fin de iniciar un movimiento revolucionario en el país. Fueron
detenidos luego de una escaramuza con la Guardia Nacional panameña.
1959: Expedición fallida a
la República Dominicana para derrocar a la dictadura de Rafael Trujillo Molina,
en alianza con el exilio dominicano.
1963 y 1967: Expediciones
fallidas de militares cubanos para tomar el poder en Venezuela instalando un
gobierno amigable con Cuba y asegurar el suministro de petróleo a la isla. El
gobierno venezolano repele la invasión destruyendo las artillerías cubanas
instaladas en islas venezolanas.
El pretexto de esta
injerencia militar en Etiopía fue que la intervención militar somalí era una
muy peligrosa amenaza contra el país invadido. Cuando en realidad no era nada
nuevo y solo afectaba a la región en disputa, el Ogaden
La gran diferencia entre los
dos países que ayudan a los etíopes, es que la URSS pone los recursos, los
medios y Cuba -como siempre- pone los
hombres.
El Gobierno que Fidel
decidió defender era dominado por un hombre cuyo mandato trajo a su pueblo
hambrunas masivas que provocaron la muerte de más de un millón de etíopes,
indetenible represión contra sus opositores y levantamientos contra el régimen.
Derramamos sangre cubana por
defender a un hombre que al huir de su país robó más de 400 millones de dólares
a su hambriento pueblo.
Ayudamos a mantenerse en el
poder a una persona que en el año 2006, fue juzgado en su país -en ausencia-
por el cargo de genocidio y en el año 2008 fue condenado a muerte.
El ex presidente etíope deja
un país en la bancarrota, asolado por la sequía y el hambre que amenaza con la
muerte por inanición a siete millones de personas. Los efectos de la huida de
Mengistu no van a ser inmediatos, pero los observadores coinciden en señalar
que puede ser positiva para que se desarrolle la tímida apertura anunciada el
pasado año por el entonces presidente, con la decisión de caminar hacia una
economía de mercado.
Actualmente Mengistu reside
en Harare, la capital de Zimbabue en su mansión millonaria.
El 6 de diciembre de 1989,
en la llamada Operación Tributo, fueron llevados a Cuba restos de los caídos,
porque hubo un momento durante la guerra que se prohibió el traslado de
cadáveres a la isla.
La intervención cubana en
Angola se llevó a cabo entre 1975-1991 y unos 350.000 hombres salieron de la
isla en servicio militar hacia el país del sur de África. La extinta Unión
Soviética ofrecía el armamento y subsidiaba buena parte de la logística de la
guerra.
El autor Carlos E. Pedre
Pentón, que participó como soldado en la conflagración, habla en su libro La
guerra innecesaria de 10.000 fallecidos
Las tropas cubanas salieron
de Angola a finales de los años 80, dejando un país presidido por José Eduardo
Dos Santos, quien estuvo 38 años en el poder tras suceder a Agostinho Neto
En 1975, Fidel Castro inició
la “Operación Carlota,” que, según cifras oficiales de La Habana, vería
involucrados durante 16 años (hasta el 1991) a 377,033 militares y más de
50,000 cooperantes civiles cubanos. Oficialmente, se explicó que el autoproclamado
presidente angolano Agosthino Neto, un comunista histórico y aliado de la Unión
Soviética (URSS), había solicitado la ayuda militar de Cuba. Sin embargo, la
realidad era otra; un ex alto oficial de la inteligencia cubana confirma que la
URSS –que mantenía a Cuba con billonarios subsidios anuales– pidió a Castro que
enviara la fuerza militar cubana, prometiendo costear todo el material bélico.
Habiendo Portugal iniciado el proceso de
independencia de sus colonias africanas, la URSS buscaba consolidar a Neto en
el poder para pasar a Angola a la órbita soviética, pero no convenía que
apareciera como la fuerza invasora en apoyo a Neto. En el escenario de la
guerra fría, la URSS apoyaba al MPLA (Movimiento Popular para la Liberación de
Angola) de Neto y a la SWAPO (Organización Popular de África del Sudoeste), que
luchaba por la independencia de Namibia, mientras que Estados Unidos, junto con
Sudáfrica, apoyaban a UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de
Angola) y al FNLA (Frente Nacional de Liberación de Angola).
Cuba no obró por pura
solidaridad revolucionaria, ya que recibió pago por sus servicios, estimados
entre US$300 y US$600 millones de dólares anuales (lo que le supondría de $4.8
a $9.6 mil millones de dólares en 16 años de contienda). El autor de un
reciente libro sobre la guerra de Angola, ex soldado cubano en Angola,
ingeniero Carlos Pedre, obtuvo un testimonio confidencial de un ex oficial de
las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba) de que Angola pagaba $2 mil dólares
mensuales por soldado cubano. Cuba además desarrolló negocios millonarios,
manejados por altos oficiales de la FAR, con el saqueo sistemático de marfil,
diamantes y maderas de Angola; incluso, desviaban a La Habana equipos acabados
de llegar para diversas fábricas en Angola.
Es un secreto a voces que los
militares cubanos también “robaban todo lo que podían” –incluyendo vehículos, y
muebles de casa; además se alega que estaban traficando drogas. El comandante
Ochoa, héroe en ambas guerras y que hizo tanto por el triunfo fue fusilado por
los castro para que estos no se ensuciaran en el tráfico de drogas y de
diamantes. Claro, el presidente y el primer ministro de las FAR mandaban desde
Cuba, no arriesgan su lindo pellejo en los combates, sin saber las penurias que
hasta los oficiales pasaban en las escaseces de una guerra donde tropas y oficiales
ganaban un mísero jornal y tenían que acudir al mercado negro para intercambiar
alimentos por otros productos.
A pesar de los elevados
ingresos que recibía Cuba por su “asistencia” a Angola, no compensaba a la
mayoría de los soldados que allí enviaba; éstos eran mayormente reclutas muy
jóvenes sirviendo el servicio militar obligatorio que sólo recibían los 7 pesos
cubanos al mes pagaderos a los reclutas en Cuba. A los oficiales sobre grado de
capitán se les pagaba sólo 600 kwanza, mientras que los altos asesores y
oficiales recibían 900 a 1,000 (una kwanza equivalía aproximadamente a un dólar
estadounidense).
Asimismo, los soldados
rasos no tenían vacaciones (los oficiales sí) y debían servir por tres años sin
regresar a Cuba. Para colmo, según explica el escritor Jorge Olivera Castillo,
veterano de Angola, al regreso a Cuba sólo “pudimos comprar una o dos mudas de
ropa, algunos perfumes de pésima calidad y algo de aseo personal con la mísera
cantidad de dinero que nos entregaron. Después de esa humillación, llegaron los
vientos de un olvido olímpico.”
Asimismo, Cuba trasladaba
tropas, enfermos y heridos en sus buques mercantes con pobres condiciones de
traslado. Dado que estoy violaba las reglas internacionales, los escondían en
las bodegas. Los viajes podían durar de 18 a 21 días, causando mayor
sufrimiento humano y, probablemente, la muerte de muchos enfermos y heridos.
Desde el comienzo de la
guerra, se prohibió trasladar los cadáveres de los muertos a Cuba. No fue hasta
el 6 de diciembre de 1989, cuando se negociaba el fin del conflicto, que
supuestamente fueron trasladados a la isla en la llamada “Operación Tributo,”
realizándoseles entierros con honores en cada uno de los 169 municipios en
panteones especialmente preparados para ello.
Sin embargo, veteranos de la
guerra reportan que muchos de los muertos se enterraban donde habían caído y
dudan que muchos fueron repatriados. Un ex piloto cubano que sirvió en Angola
en el 1983 reporta que los muertos cubanos eran enterrados sin ceremonia,
directamente en la tierra y prácticamente sin ropa (las botas se reusaban) en
una sección especial del cementerio Alto Las Cruces de Miramar, Luanda; cuando
este se llenó, comenzaron a usar otro cementerio abrir otro cementerio al final
de una pista de aterrizaje del aeropuerto. Estaba familiarizado con el trabajo
forense previo a las repatriaciones del 1989, pero insiste que los restos
repatriados fueron no solo de cubanos caídos en Angola, sino también
“internacionalistas” que murieron en Etiopía, Nicaragua, Argelia y otros países
africanos.
El conflicto ajeno dejó
enormes ingresos al régimen de los Castro, pero costó con creces al pueblo
cubano. Miles regresaron de la guerra mutilados, con traumas psicológicos y
algunos hasta enloquecidos. Lo que es peor, se trató a los veteranos de la
guerra de forma ingrata. Muchos hoy viven en la miseria y, según Olivera
Castillo, “…muchos de los mendigos y los locos que deambulan por las calles
cubanas son veteranos de aquella guerra.”
Además, la población cubana fue
privada de servicios de salud por el cuantioso número de profesionales enviados
a Angola. En fin, tal como señala la periodista independiente cubana Tania Díaz
Castro: “Sobre la llamada “epopeya de Angola,” pudiéramos preguntarnos si valió
la pena que una pequeña isla empobrecida, situada a 14 mil kilómetros de
Angola, se quedara sin esos hijos en su mayoría jóvenes, muchos de los cuales
lucharon sin saber por qué lo hacían.
Por su parte, Angola pagó un
costo gigantesco por el conflicto: entre 500,000 y un millón de muertos, 3.5
millones de desplazados internamente, cientos de miles huyendo a países vecinos
como Zaire y Zambia, la infraestructura rural y la economía prácticamente
destruidas, la mayoría de la población en la miseria, casi dos millones
enfrentando una hambruna y el abuso de los derechos humanos establecido como
norma. El escenario de horror incluyó crímenes de guerra por parte de Cuba tales
como ataques deliberados a poblaciones civiles indefensas e incluso el uso de
armas químicas contra tropas de UNITA y civiles que los apoyaban.
Y ahora, todavía hay
ingenuos de la izquierda latinoamericana que apoyan la injerencia castrista en
otros países sin interés alguno. Solo para implantar el socialismo soviético y
ampliar por el mundo el socialismo a la cubana. Cuando implosionó la Unión Soviética
se le acabaron los subsidios en dinero y armas a cuba.
Ahora los sustituye con
carne humana barata: los médicos internacionalistas cuyas familias están orgullosas
en Cuba por lo que le van traer en pacotilla y en los magros dólares que les
pagan. Al punto, que la familia cubana, opta por un médico internacionalista o
una linda jinetera mulata para mejorar sus vidas del hambre y falta de
viviendas.
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO
DR ORLANDO VICENTE ALVAREZ
CUBANO URUGUAYO
GENIO
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