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Sunday, August 18, 2024

WOKE BY ZALDIVAR

 


María Zaldívar es periodista y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Autora del libro 'Peronismo demoliciones: sociedad de responsabilidad ilimitada' (Edivern, 2014)

Hay que frenar las políticas ‘woke’

17 de agosto de 2024

La prédica antifamilia que milita con agresividad la filosofía woke tiene, entre su colección de defectos, un espíritu profundamente discriminador. El wokismo es autoritario, pretende imponer el pensamiento único y discrimina a la población que no encuadra dentro de sus preferencias que, dicho sea de paso, es la mayor parte del universo. En las últimas décadas y a partir de intervenciones forzadas, las minorías no han perseguido derechos sino privilegios y los han obtenido. Tampoco se han quedado en organizaciones no gubernamentales o en instituciones sin fines de lucro y probablemente en eso resida su éxito; la gravedad de este avance pasa por haber trepado a la cúpula del poder político. En la actualidad ejercen su influencia de manera institucional; no es que tienen poder; ahora son el poder en muchos países del mundo, en muchos claustros educativos y en muchos medios masivos de comunicación. Se han transformado en la medida de la ética y, desde la superioridad moral que se arrogan, vaya paradoja, construyen un discurso y un relato.

España, Francia o Luxemburgo hace más de una década que tienen «Ministerio de Igualdad» orientado a promover políticas para beneficio exclusivo de los movimientos LGTB, a través de las que imponen proclamas que la naturaleza desmiente. Lo que menos persiguen es la igualdad.

En Argentina, el peronismo también alentó esta línea de pensamiento y creó un aparato de burocracia estatal con ministerios y dependencias que albergaron miles de empleados públicos y mucha propaganda feminista. La nueva administración acaba de cerrar el ministerio de la mujer y un instituto, INADI, que funcionaba como una policía de la palabra: cualquier cosa que se dijera en la materia contraria a la línea editorial de aquel gobierno, podía ser pasible de una sanción y la cancelación funcionaba aceitadamente. En 2010 se sancionó la llamada ley de matrimonio igualitario y convirtió a la Argentina en el primer país de América Latina en incorporarlo a su legislación. Se presentó como respuesta a un requerimiento social pero los datos de la realidad dicen otra cosa: en 2022, por ejemplo, hubo apenas 800 de estos enlaces, mientras la tendencia de la última década registra un número constante por arriba de 110.000 matrimonios heterosexuales anualmente.

También se han metido hasta con el idioma y presionan para disciplinar a la población en el uso de palabras deformadas o inventadas que reemplazan letras por signos; un completo absurdo cuya aplicación en Argentina llegó a oficializarse en ámbitos judiciales y educativos.

El odio y el enfrentamiento social que han alimentado con estas posturas extremas e intolerantes está lejos de mejorar a la sociedad; por el contrario, han profundizado una grieta alentada con el respaldo del mismo poder coercitivo del estado.

Canadá es otro ejemplo de la tendencia; es considerado el destino más gayfriendly del planeta; en 2005 fue el cuarto país del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y el primero en América. Este es otro caso en que la filosofía woke baja desde la cúspide del poder; nada de todo esto es espontáneo en Canadá si no, por el contrario, una política fogoneada por el estado.

El efecto se esparce como una mancha de aceite. A partir de enero de este año, California exige a los principales comerciantes minoristas del estado que incluyan secciones de “juguetes neutrales al género” en sus tiendas. No se permitirá que las nuevas secciones se comercialicen solo para niños o niñas, sino que deben incluir una “selección razonable” de juguetes que puedan considerarse para menores de ambos sexos. La ley permite a las tiendas conservar sus secciones de juguetes enfocadas en niños o niñas (¡vaya permiso!) pero obliga a que agreguen secciones de juguetes para incluir aquellos que «razonablemente» se aplicarían a niños de cualquier género.

En esta legislación hay dos cuestiones opinables: en primer lugar, la arbitrariedad de lo «razonable». ¿Quién y cómo se establece? Determinar la «razonabilidad» es una ambigüedad que la ley le otorga al burócrata de turno. En segundo término, legislar sobre los espacios dentro de los comercios y los elementos a ofrecer al público es un claro avance sobre la propiedad privada.

Y hay más. Illinois se convirtió en el primer estado americano en aplicar una ley para prohibir la prohibición de libros. La ley exige que el bibliotecario estatal y los miembros del personal de la biblioteca adopten la Declaración de Derechos de Bibliotecas de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas en todo el estado. 

A primera vista, luce como una medida positiva. Pero los mismos considerandos de la ley hacen referencia, no se sabe con qué grado de severidad estadística, a que los libros más prohibidos son los que hacen referencia a la diversidad de géneros y a las minorías LGTB.

El documento establece que los materiales de lectura «no deben prohibirse ni eliminarse debido a una desaprobación partidista o personal». Las bibliotecas públicas que no adopten el lenguaje de la asociación no serán elegibles para recibir subvenciones estatales. Ni disimulan la amenaza que se desprende de leer entre líneas: «O suman los libros que nos interesa introducir para el acceso al gran público, o no hay más desembolsos».

No es casualidad que ambos son estados gobernados por el partido demócrata, fiel impulsor de políticas de género, aborto, privilegios para los colectivos LGTB y portadores de un discurso que, en aras de la diversidad, rebajan a la familia a una categoría perimida. Por este motivo adquiere tanta relevancia la elección presidencial de este año. Si bien el sistema americano otorga una particular autonomía de administración a los estados que conforman el país, la dirección que se imprime desde Washington es crucial dentro y fuera de los Estados Unidos.

La lista de ejemplos alrededor del mundo podría seguir. La reciente ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos organizada por Francia habla por sí sola del derrotero «progresista» que ha elegido ese país.

Por eso, más allá de la recuperación económica que todas las administraciones deben perseguir, no es menos importante presentar urgente atención al tema de los valores. No debe ser una cosa o la otra, o una cosa a expensas de la otra. Deben ser ambas porque el ser humano es cuerpo y espíritu, y es imperioso alimentar el cuerpo sin envenenar el alma.

GACETA ES

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