polemico carnaval
_ Che, y si mientras cenamos vamos viendo el desfile del carnaval ... ¿qué te parece?
_ No jodas, Rafita, eso es algo que no se puede mirar.
_ No sé, che; no se puede criticar lo que no se conoce. ¡Qué sé yo!, es posible que hayan cambiado algunas cosas y que este año ...
_ Está bien, está bien; ponelo.
***
Lo pasaban por VTV y retransmitía canal 10. Lo mismo daba un canal u otro pues se trataba de la misma transmisión, con los mismos periodistas "especializados", las mismas cámaras, etc.
Mantuvimos "la misión" por veinte o treinta minutos. ¡Qué porquería! Una manifestación cursi, pobre, pedorra, siempre más encajonada que aquellas botellas de leche en sus casilleros de lata, mal amplificada, planificada sin ganas, con una lucecitas que iluminaban menos que una vela en la pieza de un kilombo. Triste como la miseria y como la desgracia, demacrada y penosa.
Para colmo, si uno estaba interesado en parar la oreja para escuchar lo que sucedía, le resultaba asaz imposible. Cinco o seis charlatanes de feria puestos allí a simular periodismo especializado, largaban baba a lo loco, impidiendo que llegaran al oído los sonidos de tambores, cornetas, pitos y cantos.
Y decían -con unas voces y unos timbres tan hórridos que en otro tiempo no hubiesen salido al aire ni como voceros de un puesto de verduras-, que unos se murieron, que otros no están más, que los jurados esto, que las autoridades aquello otro, que este año no sale tal murga, que el año que viene -dicen, parece, es posible que- salga la que el año anterior tampoco salió. Mientras tanto, un generoso plantel de gente inaudita desfilaba al son de lo inaudible por una calle acorralada tal como si una manga rural dispuesta entre los cardos para enviar ganado al frigorífico. Aciago destino.
Ya cual panegírico de lo berreta, los "barridos" a lo largo de gradas y sillas mostraban unas caras, unos gestos y unas muecas tales,
que daban la razón a la tremebunda verdad que afirma que, por regla general, la gente es más fea que un pañal recién cagado.
Y como recién nacidos prendidos a la teta, naturalmente felices. Qué "mysterium fascinans" les producían esas miradas oligofrénicas, esas risas tóxicas, esos aplausos desafinados, tanta felicidad en su tristeza frenética, es algo que no pude desentrañar. Posesos dignos para la filmación de un exorcismo colectivo.
***
Época de mierda, además. Que si tirás agua se ofenden, si lanzás serpentinas, se violentan, y que si tentado por el diablo ante tanta desnudez abyecta, llegás a largar el halago a un culo o una rima a las tetas, terminás engayolado como un violador serial pronto para la inyección letal. Cómo no sería la cosa que, quizás -y sin quizás también- lo más entretenido haya sido ver a dos o tres "rastrillos" hacer de sus fechorías un muy efímero "craft".
***
Cerezas sobre la torta -o mejor dicho, cual moscas sobre la caca- me parecieron los enfoques rehogados sobre el dúo adinámico de super heroínas del subdesarrollo, canto al pelo de afrechillo y el colesterol encarnado. Se reirían las más de las veces, creo yo, a sabiendas de que a fin de mes les pagaríamos el salario por hacer estas cosas dignas de despido sin derecho a indemnización.
Sin embargo, ¿lo peor de todo? ¡Uff!; es que esto recién comenzó ...
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