"Mi imagen es mi interrupción. Yo vivo con mi ser; en mi imagen muere mi ser. Ese que vive, piensa, teme, arremete, se ilusiona, se desilusiona, espera, avanza, se impacienta, sale todos los días a ser y vuelve todas las noches a un no ser, soy yo: mi imagen es lo que no he visto nunca sino parcialmente, salvo en el espejo que la trae diferente de todo lo que la siento, diferente de lo que la pienso, porque pienso y siento mi imagen como una sublimación de su refractario cuerpo físico. Lo que sale conmigo a la calle soy todo yo sin mi imagen. De pronto, de golpe, un espejo me la muestra: no es como yo la veo cuando no la veo. Cuando no la veo mi imagen es una parte no tenida en cuenta de mí mismo, una representación querida, idealizada, distinta idealizada: imaginada. Todos nos imaginamos más adentro, más allá, más complejos que esa cara con que de pronto nos topamos, sin aceptarla en ese plano seco y único, parcial, unilateral, brutal con que el espejo nos la brinda, nos la devuelve a nuestra distinta idea. Yo vivo con mi ser, yo soy lo que falta en mi imagen, lo que está sin fin en mí, siendo la cara mi fin, aquello en lo que termino. Una pierna, mi torso me prolongan. Mi imagen no se me muestra nunca reflejada sino para asombrarme de que no sea así, de que no sea enteramente como yo, de que sea mi deformación por mi limitación, mi fin por ser la estación física de donde parte y adonde llegan mis viajes cuando ante el espejo se acababa el viaje. Yo vivo con mi ser; en mi imagen muere, va siempre a morir, mi ser. Mi imagen es mi interrupción".
Eduardo Mallea
No comments:
Post a Comment