Ya lo compartí, pero hoy es el cumple del rey Miles Davis y amerita nuevo post.
MILES – Por Marina Combis
- ¿Estás viendo lo mismo que yo, o tenemos que movernos a la sombra?
El otro policía asintió y siguió masticando. Sentado al lado del chofer, tenía abierto el diario sobre las piernas y en una caja plástica quedaban pedazos de pollo rebosado.
El que estaba frente al volante se sacó los anteojos oscuros y con un pañuelo arrugado limpió el sudor de su cara enrojecida. En el fondo descolorido del desierto fijó su mirada en un punto rojo vivo que iba creciendo a toda velocidad en la ruta. Mientras buscaba la ayuda del largavistas, el cuadro minimalista reverberaba con el calor agobiante del mediodía.
- Un negro en una Ferrari Testarossa roja – dijo.
- En Alabama – dijo el otro. Limpió su boca, las manos, juntó el papel de diario y los restos del pollo haciendo una bola y la tiró por la ventana de su lado.
- Va rápido, ¿eh?
- Y vos, ¿qué crees?
- ¿Demasiado, ¿eh?
- Lo paramos, si querés.
- ¿Lo paramos?
- Y vos ¿qué creés?
Salieron lentamente del coche y se acercaron a la Ferrari parada al otro lado de la ruta. El del largavistas (de nuevo con los anteojos oscuros puestos) se paró al lado de la puerta del conductor que mantenía silencio y ambas manos en el volante, bien visibles. El policía observó el pantalón de lino negro del conductor y un pequeño cocodrilo verde en su polera amarilla. El conductor seguía sin mirarlo, esperando.
El del pollo dio una vuelta alrededor de la Ferrari. Vio en el asiento de atrás del conductor un estuche de forma alargada. Se preguntó qué tipo de arma podía caber adentro.
- Un coche bonito - dijo el policía de anteojos -. ¿Es tuyo?
El conductor apenas asintió. Su cabeza negra permanecía en la sombra.
- ¿Dijiste algo?
- No -, respondió con voz muy baja el conductor.
- Entonces, decime ¿de quién es este coche?
- Es mío -. El conductor sacó el documento del bolsillo del pantalón, como en cámara lenta, y se lo alcanzó al policía.
- ¿Tuyo, eh? ¿Y por qué no nos decís qué haces en la vida para
ganarte una belleza como esta?
- Soy músico.
- Músico, ¿eh? – El policía se sacó los anteojos y buscó la mirada de su socio.
- Sí, de jazz. Esta es mi trompeta – dijo el conductor y al mismo
tiempo hizo un movimiento con su cabeza en dirección al asiento de atrás.
El del pollo se acercó a la ventana del conductor y le dijo:
- ¿Por qué no nos mostrás?
El de anteojos observó primero a su socio, luego al conductor y dijo:
- Sí, ¿por qué no?
- Mostrar… ¿qué? – preguntó el conductor sin mirarlos. Muy despacio se dio vuelta y abrió el estuche. El bronce de la trompeta brilló en sus manos.
- Mostranos cómo se gana una Ferrari tocando...-. La cara del policía que comía pollo se estiró en una ancha sonrisa, como si acabara de escuchar un chiste muy gracioso.
- ¿Cometí una infracción, oficial? – preguntó el conductor sin dejar la trompeta.
- No sé. ¿La hiciste? A vos ¿qué te parece, Virgil?
- Me parece que hace mucho calor, John. Mejor escuchemos
cómo suena la trompeta del señor músico.
Si los hubiera mirado, el conductor podría haber visto a los dos policías al lado de su coche, acariciando las hebillas de sus cinturones, esperando el inicio de la función.
- Mejor que esto sea bueno - , le dijo John a Virgil.
- ¿Sos bueno? – le preguntó Virgil al conductor.
- El mejor – respondió el conductor.
Luego de pronunciar esas palabras, sus labios se cerraron alrededor de la trompeta y del otro lado del instrumento salió un sonido inverosímil, una nota única que no subía ni bajaba, no se fortalecía ni amainaba, no terminaba, solo seguía así sin caerse en el fondo descolorido del desierto.
Luego de escuchar, Virgil y John se miraron, encogieron sus hombros, se alejaron un poco de la Ferrari y por fin entraron en su coche y arrancaron para perderse en una nube de polvo, sin siquiera darse cuenta de que Miles era el único que sabía tocar una nota donde todos los demás tocaban dos.

No comments:
Post a Comment